Fuera de Foco

2022
Beneficiaria en la Comisión de la representación fotográfica en la defensa y el ejercicio de los Derechos Humanos en México del grupo <Personas, pueblos y comunidades indígenas> de la convocatoria Fuera de Foco <Fotografía y Derechos Humanos> de La Dirección General de Derechos Humanos (DGDH) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Centro de la Imagen (CI)
Curaduría y tutoría: Felipe Zúñiga González
Exposición colectiva <Resignificar Imaginarios> en Rejas Perimetrales del Centro de la Imagen.
Publicación Fuera de Foco.

A través  de talleres participativos en la comunidad de Cuanajo, Michoacán se generó la producción fotográfica de la convocatoria de Fuera de Foco, con la finalidad de mostrar el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos de Personas, Pueblos y Comunidades Indígenas en la representación y significado como identidad comunitaria. A lo largo de 5 meses se estableció una dinámica en colectivo, apoyando este proceso con las tutorías por parte de la SCJN y CI.

 

Procesos de Producción Fotográfica a través de talleres participativos en la Comunidad de Cuanajo, Michoacán.  
Algunos de los resultados de la producción fotográfica generada con las y los participantes de los talleres en la comunidad de Cuanajo, Michoacán.

Ven Sulina, vámonos Cecilia, ¡Xharini regresa! Los abuelos decían, al visitar un nuevo lugar hay que decir tu nombre porque si no, se lleva tu alma.
Después de varias visitas Leopoldo el jefe de tenencia aceptó la propuesta de generar un taller fotográfico en el salón de usos múltiples y así se le dio impulso al trabajo en colectivo en la comunidad de Cuanajo.
Se realizó una convocatoria abierta para participar y se integraron personas del lugar. A través de diversas sesiones cada fin de semana se convirtió en un encuentro cotidiano que la misma comunidad logró reconocer. Poco a poco nuestras sesiones se convirtieron en Tsinarhi nombre del colectivo fotográfico que decidieron Elena, Sulina, Charbel, David, Bethany, Uriel, Xharini, Verónica, Marbel y Diego que proviene del purépecha y significa ¡Despierta!, un sinónimo de vivaracho, consciente en la vida como lo comentó Sulina, “ahora somos un grupo que retrataremos lo que sucede en Cuanajo” con firmeza lo dijo y así sucedió.
Durante este período se superaron varios inconvenientes, como las condiciones del espacio, seguridad o elementos esenciales que están garantizados en la ciudad e instituciones culturales ya sea la disponibilidad de un baño e internet y en las comunidades es común que no se tenga acceso.
Pese a las dificultades, los lazos de convivencia es único en la comunidad tuve una identificación profunda con sus experiencias de vida. Nuestras dinámicas comenzaban en el salón y después iniciábamos el recorrido por las calles aprendiendo a tomar fotografías, cuando coincidían algunas personas en el camino, inmediatamente el colectivo empezaban a identificar quién era:
-¡Abelardoooo veeeen!, vamos a tomarte unas fotos.
-No, es que mi mamá me está esperando para hacer las corundas, respondía.
-Espérate un ratito, sólo es una foto, ándale. Charbel lograba detenerlo y así, iniciábamos el ritual para trabajar nuestras imágenes.
Unos lo recorrían hacia la puerta, otros movían piedras, alguien inclinaba su rostro, y Charbel seguía conversando con Abelardo.
Entre risas y complicidad mutua se gestaban las imágenes como una voz visual colectiva, las personas que caminaban alrededor de nosotros observaban o simuladamente evitaban nuestro paso para no ser la segunda opción. La solidaridad comunitaria se reflejaba en un agradecimiento y la promesa de llevar la siguiente semana la fotografía impresa, así también para aprovechar la visita a casa.
Paulatinamente las personas empezaron a identificarnos y mediante el convencimiento en colectivo no dudaban ya en posar para un retrato. Al principio había duda, después de ver varios clics se veía en sus miradas una certeza que lograríamos una buena fotografía. “No me dejas ver, Bethany agáchate para que pueda tomar la foto”, al principio nos apretábamos y chocábamos entre nosotros al no estar sincronizados pero con el paso del tiempo logramos organizarnos por turnos y cada uno ya tenía una función.
A veces caminábamos en silencio y se interrumpía con las conversaciones que empezaban a surgir en ese tiempo, al escuchar podía entender las condiciones y preocupaciones que se emergen en el entorno rural, la vulnerabilidad económica y social de viva voz se observa, “las carencias decían” y el imaginario de la realidad en Cuanajo es testigo de ello.
La fotografía es un medio potente para visibilizar nuestro mundo y en ese sentido había un ímpetu personal en compartir esta motivación hacia el colectivo. Quería un despertar en sus miradas para representar lo que sucede y sabía que para lograrlo teníamos que decidir nuestro proceso creativo en grupo, bajo un acuerdo mutuo.
-Pásenle, ¿cómo quieren que salga? o ¿les presto el torito?, ustedes agarren y tomen lo que quieran-, esas eran las conversaciones que se mostraban en los lugares que visitábamos. Con confianza nos dejaban ingresar a sus casas y a veces desaparecían sin preocupación alguna por sus pertenencias. El molino, los talleres, la plaza, los recovecos de las casas y talleres se volvió parte de los resultados más significativos que se puede observar en la apropiación de las imágenes.
Finalmente dentro de todas las experiencias realizadas, el enorme apoyo mostrado del colectivo lo encontré en el último tramo de las sesiones. Un día una de ellas llegó emocionada – ahora sí, tomaremos fotos- dijo Charbel -seré madrina de esclava en los quince años y puedo invitar a quien yo quiera-. Ese sábado al llegar a la fiesta de Verónica fui testigo de la participación plena de la comunidad y no podía faltar los Tsinarhi, la fotografía se hizo protagónica en la vida cotidiana del colectivo, dirigían a los familiares, especialmente a la quinceañera para el retrato de recuerdo. No podía faltar la vestimenta de gala en el colectivo, me sentí orgullosa por el compromiso y capacidad creativa que lograron.
En ese momento entendí que pasó algo, sentada y siendo testigo de lo que había representado el colectivo en la comunidad, Xhinari me comentaba los rituales sobre sus costumbres y significado de los atuendos en las tradiciones que se desplegaban frente a mi mientras dirigía la escena.

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